miércoles, 26 de mayo de 2010

El embarazo y el canto.


La laringe humana es extremadamente sensible a los cambios hormonales, se trate ya de una simple menstruación, una menopausia o una gestación.
La larga duración del embarazo, su frecuente incidencia, la importancia de posibles cambios en la voz, así como la distensión de la musculatura abdominal secundaria al crecimiento uterino o el frecuente reflujo gastroesofágico, pueden condicionar seriamente el ejercicio del canto.
Durante el embarazo se produce un aumento de los niveles sanguíneos de estrógenos y progestágenos. Ello facilita cambios laríngeos con edema o tumefacción a nivel de cuerdas vocales. Esta tumefacción altera la masa de los pliegues vocales haciéndolas más pesadas y modificando la calidad de la vibración. La voz puede volverse velada o ronca y pueden perderse las partes más agudas de la tesitura vocal. La voz puede sonar apagada, lo que puede conllevar un aumento del esfuerzo por parte de la cantante, con fatiga fácil, posible contractura de la musculatura del cuello, garganta, maxilar y base de la lengua, todo ello para compensar la pérdida de sonido. Este esfuerzo añadido puede perjudicar al tejido de los pliegues vocales incluyendo una rotura de la mucosa o una pequeña hemorragia capilar en la misma superficie de la cuerda vocal. En estos casos, la cantante suele experimentar un cambio brusco de voz, habitualmente voz ronca o afonía. Entonces debe consultar con urgencia a un foníatra y practicar una laringoscopia diagnóstica. En alguna rara ocasión, se pueden liberar andrógenos durante un embarazo normal, pudiendo resultar una inseguridad vocal inicial seguida de cambios rápidos de timbre con un agravamiento de la frecuencia fundamental de la voz. Los cambios androgénicos son permanentes y definitivos y la nueva voz pierde agudos y gana notas graves.La progresiva distensión abdominal durante el embarazo debido al crecimiento uterino, puede interferir la función muscular abdominal y, por tanto, el soporte o apoyo de la voz. Ello se hace más evidente a partir del cuarto o quinto mes de gestación. Si existe compromiso del apoyo de la voz, hay que estar especialmente alerta para evitar un posible traumatismo vocal agudo, por sobreesfuerzo, a nivel de pliegue vocal. Durante el embarazo es frecuente la presencia de reflujo gastroesofágico, por incompetencia del cardias (válvula que, en condiciones normales, impide el paso del contenido del estómago hacia el esófago). El contenido ácido del estómago refluye hacia el esófago y puede llegar hasta la faringe provocando una irritación y consiguiente inflamación de la garganta y la laringe.
Igualmente no es un impedimento para que la embarazada deje de cantar. Si debe evitar los agudos extremosy las altas intensidades para no dañar las cuerdas vocales.